Para nosotros, el día a día con los pianos no es un trabajo, es una pasión, una pasión que nos ha llevado a vivir experiencias extraordinarias, a conocer gente extraordinaria, a vivir de cerca el mundo de los concertistas de clase internacional, a convivir con personas y familias en la intimidad de su hogar haciendo lo que más nos gusta.

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Trescientos años de historia y toda la música jamás creada contenida en ochenta y ocho teclas, un enjambre mecánico que requiere de paciencia y dedicación para hacerlo funcionar en armonía y entregarnos

grandes momentos de satisfacción musical.

 

En la soledad de un auditorio, en el tráfago del taller, en la calidez de un salón familiar, en la solemnidad de un teatro centenario o entre el bullicio de una institución escolar, la repetición de las notas y

la comparación de intervalos se suceden mientras golpeamos tecla tras tecla, empuñando la llave para tensar cada cuerda hasta hacerla vibrar en su exacta frecuencia.

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Con cada pulsación, la mano siente y la mente repasa los movimientos de la maquinaria,

reviviendo las horas dedicadas a su acondicionamiento y su regulación, siempre atento a su perfecto desempeño.

Miles de instrumentos, miles de hogares, cientos de teatros y auditorios, la satisfacción de dar

seguridad al concertista, optimismo al estudiante y esparcimiento a los hogares,

son el alimento de esa pasión que nos impulsa a servir con orgullo a la comunidad regiomontana.

 

Piano Master

 

Pasión y entrega desde mil novecientos ochenta y dos.